El accidente aéreo ocurrido el 20 de agosto de 2008 en el aeropuerto de Madrid al salirse de la pista un avión de la compañía Spanair cuando se disponía a despegar, y en el que han muerto al menos 45 personas, es el más grave ocurrido en la aviación comercial en España desde el año 1985.
El aeropuerto madrileño, uno de los más importantes de Europa por ser plataforma de conexión entre Latinoamérica y Europa, no registraba un accidente con víctimas mortales desde 1983, cuando en el espacio de sólo 10 días 274 personas murieron en dos accidentes distintos ocurridos el 27 de noviembre y el 7 de diciembre.
En el primero de ellos 181 personas perdieron la vida al estrellarse un Boeing 747 de la compañía colombiana Avianca, cuando estaba muy cerca de aterrizar en el aeropuerto.
El 7 de diciembre, fallecieron otras 93 personas y 31 resultaron heridas al colisionar en la pista de despegue del aeropuerto de Barajas un Boeing 727 de Iberia y un DC-9 de Aviaco.
El piloto del DC-9 se equivocó de pista a causa de la niebla y se introdujo en la de despegue, por la que rodaba el avión de Iberia.
El aeropuerto de Madrid-Barajas está situado a tan sólo 12 kilómetros del centro de la ciudad.
Ninguna otra capital europea cuenta con un aeropuerto internacional a tan corta distancia del núcleo urbano.
Para modernizar y el aeropuerto de Madrid-Barajas, en las últimas décadas se han acometido importantes actuaciones de infraestructuras y servicios a través del Plan Barajas, tanto en la nueva área terminal de pasajeros y en el campo de vuelos, con la construcción de dos nuevas pistas, en una de las cuales ocurrió hoy el accidente.
El siniestro con mayor número de víctimas mortales se registró el 27 de marzo de 1977 en el aeropuerto de Los Rodeos de Tenerife (islas Canarias), donde 585 personas fallecieron al chocar dos aparatos, de la compañía holandesa KLM y la estadounidense Pan American, cuando realizaban las maniobras previas al despegue.
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